Durante el mes de agosto y el primer encuentro del mes de septiembre en el Seminario bianual de la EOL Sección Santa Fe, se trabajó en torno a la clase IX del Seminario 20 denominada “Del Barroco”, bajo un clima de fecundo intercambio, acompañados por la presencia del arte y la música barroca, en particular de Bernini, Miguel Ángel, Caravaggio, Bach y Rameau, entre otros. Se presentaron las producciones surgidas de un cartel fulgurante en torno al Barroco, constituido por Diego Villaverde, Camila Candioti, Sabina Sernioti, Gonzalo Torrealday y Cecilia Cetta. ¿Por qué Lacan hace referencia al Barroco?, ¿cuál es su articulación con el inconciente, el cuerpo, el goce y el amor?, fueron algunas preguntas que orientaron la dirección de trabajo.
En el primer encuentro se hizo referencia al estilo Barroco con el que Lacan se reconoce en su transmisión y se expuso la objeción que Lacan realiza a la ciencia tradicional, proveniente del pensamiento de Aristóteles, respecto a la posibilidad de hacer ciencia en relación al inconciente, concebido este último como el lugar donde el ser hablando goza, pero no quiere saber nada de eso. Se contrapuso a ello la conducta orientada a la finalidad propia del behaviorismo, así como la expresión “ser de embrutecimiento” en referencia a Hegel, Queneau y Kojëve. Comenzamos a introducirnos en el Barroco buscando cernir lo que de esta referencia sirve a Lacan para pensar lo no representable a nivel del goce. Se mencionó a Germán García, quien plantea que Lacan toma al Barroco como lo que ilustra la dimensión del goce, y de esta manera hace despertar las pasiones excluidas de las explicaciones funcionales y científicas de la época.
En el segundo encuentro, se fue ubicando cómo Lacan se coloca más allá de la ciencia aristotélica para pensar una ciencia para el inconciente, ser que goza. Para ello sitúa al Barroco como el anecdotario de Cristo, y entonces nos habla del Cristianismo. Lacan considera que Cristo salva a Dios al ubicar los desechos en el mundo a través de su cuerpo crucificado, manteniendo intacta la perfección de Dios. Se abordó cómo el psicoanálisis sitúa a la verdad como la “dichomansión”, mansión del dicho, y de qué manera se trató el goce en la Reforma Protestante y la Contrarreforma encarnada en el Barroco español. También se trabajó la idea aristotélica del alma como la forma del cuerpo y lo perturbador de la presencia del cuerpo que subyace a esa forma. Finalmente, se continuó explorando la fórmula que Lacan propone para la demanda y cómo ésta desemboca en la elaboración de los nudos como solución el capítulo siguiente del Seminario.
En el tercer y último encuentro, se realizó un comentario acerca del problema del intelecto agente en Aristóteles y la polémica entre los averroístas y Santo Tomás. Se desarrolló la referencia de Lacan a Santo Tomás y cómo éste introduce el aristotelismo en la doctrina cristiana.
En cada ocasión los asistentes aportaron al trabajo y se produjo un clima de animada conversación.
Cecilia Cetta y Gonzalo Torrealday