Nos encontramos con el momento de concluir un trabajo de dos años en relación al “Aún” que nos propone este seminario. Este capítulo no es sólo el último del seminario sino que además anuncia un cambio de discurso cerrando así 20 años de enseñanza ininterrumpida, articulando la entrada a lo que se denomina la última enseñanza.
La presentación de la fórmula: “El goce del Otro no es signo de amor” nos remitió a ubicar qué entiende Lacan por SIGNO en su última enseñanza. Lacan ha hecho un viraje que va del significante saussuriano (el significante es lo que representa a un sujeto para otro significante) al signo de Pierce (el signo es lo representa algo para alguien). Por eso dirá en el punto 3 de este capítulo (p. 171) “El significante es signo de un sujeto”. Así, el signo es un cifrado a descifrar y es signo de una presencia. Es una presencia encarnada, cuando hay signo es que hay alguien. Por eso para Lacan el amor está articulado al signo.
En la primera parte de esta clase Lacan nos propone recuperar nuevamente una distinción: comunicación/lenguaje/ lalengua. Vemos entonces que en este punto Lacan alude a Gregory Bateson, antropólogo, esposo de Margaret Mead, quien en los ‘70 desarrolló su trabajo en la Escuela de Palo Alto. Bateson, en su obra Metálogos, dedica un metálogo a la rata en el laberinto en las conversaciones con su hija a partir de la premisa de que existe en la interacción dialogal una serie de Reglas del juego comunicativo. El fundamento de este planteo remite a la lingüística pragmática (se trata de un movimiento que produjo lo que algunos lingüistas entienden como un cambio de paradigma pues trasciende los postulados del estructuralismo dado que le otorga mayor importancia a la significación y al contexto, enmarcándolos en el dialogo y con una orientación a la realidad a la que refiere. Esta perspectiva no va a ser aceptada por Lacan. De hecho, lo plantea en su afirmación respecto que “Lalengua sirve para otras cosas muy diferentes de la comunicación”, pues “La comunicación implica la referencia” (p.166), referencia en la que se basa la propuesta de la Lingüística Pragmática. Lacan inventó el concepto de lalengua y la agrega al campo del lenguaje, precisamente para evidenciar que la palabra no puede quedar supeditada a la función de comunicación. En la Fuga de sentido, Miller toma una experiencia infantil de una obra de Michel Leiris llamada “Las reglas del Juego” donde relata una escena en la que esa experiencia con lalengua se define como una jaculación pura, una jaculación de goce dirá Miller (2012). El acontecimiento tiene todo su valor dado que captura algo de esa lengua como una experiencia previa a saber leer y escribir. Esa experiencia de un sujeto con el sonido, con lo acústico, con las asonancias singulares.
Miller en “Los signos del Goce” (1998) nos invita a advertir en este Seminario, una nueva axiomática: a lalengua hay que pensarla como goce, en tanto no se dirige al Otro. Esto hace pasar de la problemática del Otro a la del Uno. Lacan nos dirige a poner el acento sobre el hay de lo Uno. Entonces, en esta nueva axiomática lo previo no será el Otro, sino que con el concepto de lalangue Lacan sostiene firmemente que lo previo es el goce y por consiguiente, el Uno. Lalengua indudablemente, entonces, no habita en el lugar del Otro del lenguaje. Así, Lacan pone a lalengua del lado del equívoco, hecha de aluviones de malentendidos de cada uno, de las creaciones lenguajeras de cada uno, puntuación que encontramos en Miller en La fuga de Sentido (2012). Así, el lenguaje es la forma científica de intentar comprenderla, pertenece al discurso del amo, lectura que se puntúa en lo que Lacan enuncia: “El lenguaje no es más que lo que el discurso científico elabora para dar cuenta de lo que yo llamo lalengua”, “el lenguaje es una elucubración de saber sobre la lengua”. A qué saber se refiere? Se trata de lalengua del cuerpo hablante. De ello se sigue que el inconsciente mismo es una elucubración de saber sobre el cuerpo hablante, sobre el parlêtre. Es del cuerpo de donde son tomados los objetos a; en el cuerpo es donde se extrae el goce para el que trabaja el inconsciente.
Avanzando en los planteos de este capítulo, vemos a Lacan preguntarse: ¿Cómo puede saber el ser? Hay seres que hablan y seres que no hablan como las ratas. Lacan subraya que a la rata se la aprehende como cuerpo y no como ser. “El ser es su cuerpo” (p. 169) Y es de ese cuerpo que se establece su unidad ratera. La rata aprende para sobrevivir. Así, la pregunta se transforma del saber en la de un aprender. Lo único que tiene que aprender la unidad ratera, es a dar un signo apoyando la pata sobre esa planchuela. Pero esa relación con los signos es de exterioridad. En contraposición a ello, el signo al que Lacan nos introduce en esta clase es el signo en tanto significante sin sentido. El signo presentará al significante UNO solo, el S1, letra escrita que se escribe sin ningún efecto de sentido. Se trata de un S1 aislado separado de la cadena significante. Por eso “lo escrito” no pertenecerá al mismo registro que el significante. En “Televisión”, Lacan presenta una curiosa relación de S1 con S2 donde multiplica los S1. S1 (S1 (S1 (S1 – S2))). El enjambre, ESSAIM que es homofónico en francés con S1. S1: es una letra, unidad que en el campo del lenguaje no refiere a otras. La letra se define por eso habla, el eso que subsiste como tal. Es por ello que en este capítulo Lacan redefine el Inconsciente. Si el signo es Uno, se presenta como unidad separado en relación a alguien que lo descifre. La interpretación es un decir que apunta al cuerpo hablante para producir un acontecimiento, para llegar a las tripas, decía Lacan. Y eso no se anticipa, se verifica.
También aquí nos propone otra novedad, un enfoque nuevo del amor, al amor y al deseo los pone del mismo lado y ello es lo que tiene que ver con el saber que intenta desarrollar en la última parte de este capítulo. Retornamos entonces sobre la relación entre saber y amor, una relación que Lacan intenta abordarla por el lado de la contingencia. En el primer párrafo ya nos plantea que “Todo amor encuentra su soporte en cierta relación entre dos saberes inconsciente” (p. 174) Entonces ¿Qué es lo que sabe el inconsciente? De qué está hecho ese saber inconsciente? De huellas, de marcas, de traumas. Se advierte un primer encuentro contingente, pues el goce sexual se presenta como un traumatismo y nada prepara al ser hablante para lo real, en consecuencia hay una relación entre el No Hay Relación Sexual y el traumatismo del goce sobre el cuerpo (Tendlarz, 2022, p. 125). El otro encuentro contingente es la relación con el Otro a través del amor, que no se apoya más que por síntomas. Se trata del encuentro entre dos faltas, dos saberes, dos síntomas, dos posiciones desde el inconsciente. Ello nos indica que junto a la imposibilidad de la inscripción de la relación sexual, es necesario que haya síntomas que respondan como una elaboración frente a lo real” (Tendlarz, 2022). Así, el amor está mediado por el síntoma en el encuentro con el Otro, se muestra allí su tratamiento singular de la No Relación Sexual y qué es lo que cada uno inventó con eso.
El amor, entonces, se produce en el encuentro entre dos saberes: se ama el saber inconsciente del otro. El amor a esta altura, es un amor al saber y consecuentemente para el psicoanálisis tiene su emblema en la transferencia pues se trata de una “aplicación particular, especificada, de lo que yace en esta experiencia”, en la experiencia del amor que aquí Lacan nos plantea.
Julia Kozol